22 de abril de 2011

EL TOROZO-GREDOS-VIA DEL GRAN DIEDRO-17 DE ABRIL DE 2011








El pasado sábado, dado que una de las patas del grupo los carburantes anda con muletas, marchamos las dos que quedaban "sanas" para el Puerto del Pico, con la sana intención de hacer una de las vías más clásicas y repetidas de esta maravillosa mole de granito que preside y cuida del valle de "Las cinco Villas" con la majestuosidad de un Dios protector. Casi trescientos metros de alto y más de quinientos de ancho que alberga un sin número de vías de escalada de todos los pelajes y colores, la mayor parte de ellas semiequipadas.

Así que, nos levantamos tempranito, desayunamos y a las siete y cuarto de la mañana estábamos en ruta hacia Avila, que, a mi modo de ver es la forma más rápida y cómoda de llegar desde Madrid, por la A-6 y luego por autovía hasta Ávila para después tomar la N-502 dirección Arenas de San Pedro y así, subir y bajar el Puerto por el lado más cómodo.

Al poco de pasar el desvío de Arenas, el tiempo comienza a estropearse y alguna gota golpea el parabrisas de la furgo. Huy, huy, al final nos vamos a dar la paliza para nada, nos tememos. Pero, cuando comenzamos a subir el Puerto, empieza a abrir.



Hace fresco, y cuando aparcamos y salimos del coche, tenemos que ponernos las chaquetillas para no quedarnos helados, las nubes, hechas jirones, aún nos impiden ver la silueta del Torozo.



Cuando enfilamos el camino que hay tras el restaurante, el día ya está soleado aunque fresco, aunque no conocemos el camino, este parece más que evidente, y pronto llegamos al pequeño refugio de la fuente.
A partir de ahí, y por las descripciones que había leído, cogemos el desvío que sale a la derecha y que, con suave bajada nos lleva a cruzar un arroyo y así, cambiar de vertiente.


Después, una subida hasta un bloque característico que marca el fin del camino cómodo. A partir de ahí y si, como es nuestro caso, no conoces la zona, lo mejor sería no perder los hitos que continúan subiendo hasta el pie de La Albujea. Nosotros comenzamos a atravesar demasiado pronto y nos tocó hacer un poco de todo. Trepadas, travesías pelín expuestas, algún descenso de adherencia, hasta que, bajo el final de la canal norte, sobre una plancha cómoda, decidimos parar y dejar las mochilas, ya que intuímos una pequeña canal que nos parecía conducía al pie de la vía.
Tras preguntar a un grupo de cinco que allí se dirigía, confirmamos la ubicación exacta y para allá partimos tras sus pasos. Sólo para confirmar que los cinco iban a la misma vía que nosotros, así que, nos lo tomamos con calma y allí nos sentamos a estudiar la vía en cuestión. La misma se nos presenta impresionante desde abajo. La verdad es que todo el entorno es impresionante, es un pedazo de pared de mucho cuidado el Torozo, sí señor.Tras esperar una horita para dar tiempo a las dos cordadas para que cogieran distancia, nos calzamos los archiperres y enfiló Rafa el primer largo por donde habíamos visto hacerlo a los que nos precedían.


Cuando estoy yo sufriendo para subirme a la placa y enfilar el primer largo, una cordada que espera tras nosotros me avisa: yo creo que no es por ahí, la entrada va por la izquierda que es más sencilla. Una voz tras de mí lo confirma: -¡Eh, Josefer, que por ahí no va la vía!, Ja, ja, ja, es el amigo Rupicabra de Vía Clásica, al que últimamente me encuentro siempre a pie de vía en los rincones más insospechados de la geografía española (un abrazo amigo.)



Así que me pongo más a la izquierda y, efectivamente, la cosa afloja mucho, pero resulta que Rafa ha metido un "friend" en una fisura y ya no puedo seguir por aquí pues el mismo queda a mi altura pero muuuuuucho más a mi derecha. Así que, no queda más remedio que dar de travesía cinco o seis metros muuuuuy divertidos en los que sólo pienso una cosa "más vale que no resbales aquí o esta va a ser la madre de todos los péndulos". Afortunadamente, todo va bien y llego sin más incidencias hasta la fisura donde se aloja "mi amigo", ya no queda más remedio que continuar por el mismo sitio que subió Rafa: fisura bavaresa, adherencia y pequeño desplome de paso muuuuuy largo que me sale a la primera, hoy me da la sensación de que la cosa va bien. Ojo a los repetidores por este lado (derecha) no sale IV como dicen las reseñas.



El segundo largo, la verdad, es que tiene poca historia. Va por una fácil canal de III, un poco a la derecha de la reunión, hasta un pequeño flanqueo a izquierdas que te deja en la segunda reunión. La verdad es que creemos que tampoco va por ahí la vía, ni por una placa con dos chapas que hay sobre la reunión (¿o sí?) pero como íbamos siguiendo los pasos de quién parecía saber, pues por allí que tiramos todos.





El tercer largo, es una verdadera delicia. Nada más salir de la reunión, hay que superar un pequeño diedro bavaresa (lástima no tenga unos cuantos metros más) con unos agarres estupendos que, si te colocas bien, puedes disfrutar plenamente.

Tras él, una trepada fácil, te deja al pie de una chimenea vertical que, al mirarla, me digo a mí mismo, tronco, tú aquí no coges, o te buscas la vida o aquí te quedas. Para entrar tiene un paso muuuuuy largo que te permite auparte por fuera y luego... bueno, no sé, es que casi mejor ir y verlo ¿no?, espectacular. Yo es que soy muy "mataete" y, claro, estos V gredenses de los de antes, cuando me salen así de bien, me llenan la "tripita" de mariposillas. Sólo deciros que sí, que cogía ¿eh?, que no tuve que meter tripa ni nada de eso.





Tras esto, se llega a la tercera reunión, la que te deja justo bajo el espectacular diedro que da nombre a la vía, a pesar de que, según parece, originalmente no iba por el diedro propiamente dicho si no un poco más a la derecha. Pero nosotros, como todos, ni lo pensamos y allí que se fue Rafa a por el diedro. Le costaron los primeros pasos, pues parece que no quiere dejarte y te escupe un poco para fuera, pero Rafa para esto no tiene miramientos y rápidamente llega al primer reposo. Hace el segundo tramo y llega a la salida, que es lo más complicado pues aquí sí que te escupe. Lo supera y hace reunión en una pequeña plataforma con un clavo, que refuerza con dos friends, en previsión de lo que pueda suceder con el matao que viene detrás. Pero este se sorprende a sí mismo, superando el diedro sin mayor problema que unos cuantos empotramientos del muslamen en la parte "escupidora" -poco elegante, pero efectivo-. Una pena que no haya foticos de esta parte, pero Rafa se quedó sin móvil que era la cámara que llevaba.



La salida de esta cuarta reunión tiene su aquel y, no sé porqué, pero a mí se me atravesó. Son unos pocos pasos en desplome, pero con buenos agarres y una postura que, dada mi proverbial elegancia y donosura, yo no veía por ningún lado. Tras un pequeño susto y la ayuda de un "pequeñín" con cinta, al final logré sacarlo con más pena que gloria (había que buscar alguna excusa para volver a repetir). Tras superar esta sección, por una fisura y unos cuantos paso de IV+, se llega a una travesía y, desde allí, flanqueando hacia la izquierda se debería de llegar a la reunión común con la Gollum, pero Rafa tiró recto (nuestro amigo Rupicabra y otro par de cordadas iban hacia ella) e hizo reunión con una cinta en un bloque cuatro o cinco metros por encima de ella. Cuando llegué y ví la reunión, sabiendo cómo lo había pasado al principio de este largo... ¡glups!, se me secó la garganta.




Pero Rafa decía, tranqui tío, está a prueba de bombas.

Aprovechamos para hacer paradita y fonda y dar buena cuenta de unas naranjitas y unas barritas. Mientras, llegaban a nuestra vera los dos chavales que venían detrás nuestra. Da gusto encontrarse gente así en la pared, disfrutando y sin prisas. Que no te estresan. Un abrazo para Cristian y su compañero, con los que fue un placer coincidir en esta estupenda vía.
Deciros que, a partir de aquí, se acaban las dificultades pero no la vía. Hay que mentalizarse que todavía quedan por escalar más de ochenta metros, algunos muy, muy fáciles, y otros con algún que otro pasito, aunque en general, la tónica es más de trepada que de escalada. Nosotros y los chavales que venían detrás no nos quitamos las cuerdas hasta que no estuvimos en la cumbre pero, claro, cada cuál es muy libre de hacer lo que mejor le parezca.
El descenso no tiene mayor pérdida ni dificultad, pequeño y fácil destrepe hasta la canal norte y por ella hasta el final, con la única precaución de no pillar piedras sueltas y terminar manchando la culera del pantalón.






En fin, una vía muy, muy recomendable. En la que las reuniones están equipadas (salvo la de por encima del diedro si la hacéis. ¡Ojo, si seguís hasta la reunión común con la Gollum!, los chavales de delante nuestro, con cuerdas de sesenta, no llegaron a la reunión y tuvieron que subir los primeros metros del diedro los segundos de cuerda, con el riesgo que ello representa, ya que, como dije más arriba no son precisamente fáciles). Y, a partir de esta ya no hay nada ni, verdaderamente, son necesarias. En los largos sólo algún clavo disperso, aunque en muy buen estado, pero la vía se protege estupendamente y tiene cacho por todos los lados.




¡Qué la disfrutéis!