Así que, nos levantamos tempranito, desayunamos y a las siete y cuarto de la mañana estábamos en ruta hacia Avila, que, a mi modo de ver es la forma más rápida y cómoda de llegar desde Madrid, por la A-6 y luego por autovía hasta Ávila para después tomar la N-502 dirección Arenas de San Pedro y así, subir y bajar el Puerto por el lado más cómodo.
Al poco de pasar el desvío de Arenas, el tiempo comienza a estropearse y alguna gota golpea el parabrisas de la furgo. Huy, huy, al final nos vamos a dar la paliza para nada, nos tememos. Pero, cuando comenzamos a subir el Puerto, empieza a abrir.
Después, una subida hasta un bloque característico que marca el fin del camino cómodo. A partir de ahí y si, como es nuestro caso, no conoces la zona, lo mejor sería no perder los hitos que continúan subiendo hasta el pie de La Albujea. Nosotros comenzamos a atravesar demasiado pronto y nos tocó hacer un poco de todo. Trepadas, travesías pelín expuestas, algún descenso de adherencia, hasta que, bajo el final de la canal norte, sobre una plancha cómoda, decidimos parar y dejar las mochilas, ya que intuímos una pequeña canal que nos parecía conducía al pie de la vía.
Cuando estoy yo sufriendo para subirme a la placa y enfilar el primer largo, una cordada que espera tras nosotros me avisa: yo creo que no es por ahí, la entrada va por la izquierda que es más sencilla. Una voz tras de mí lo confirma: -¡Eh, Josefer, que por ahí no va la vía!, Ja, ja, ja, es el amigo Rupicabra de Vía Clásica, al que últimamente me encuentro siempre a pie de vía en los rincones más insospechados de la geografía española (un abrazo amigo.)
Así que me pongo más a la izquierda y, efectivamente, la cosa afloja mucho, pero resulta que Rafa ha metido un "friend" en una fisura y ya no puedo seguir por aquí pues el mismo queda a mi altura pero muuuuuucho más a mi derecha. Así que, no queda más remedio que dar de travesía cinco o seis metros muuuuuy divertidos en los que sólo pienso una cosa "más vale que no resbales aquí o esta va a ser la madre de todos los péndulos". Afortunadamente, todo va bien y llego sin más incidencias hasta la fisura donde se aloja "mi amigo", ya no queda más remedio que continuar por el mismo sitio que subió Rafa: fisura bavaresa, adherencia y pequeño desplome de paso muuuuuy largo que me sale a la primera, hoy me da la sensación de que la cosa va bien. Ojo a los repetidores por este lado (derecha) no sale IV como dicen las reseñas.
El segundo largo, la verdad, es que tiene poca historia. Va por una fácil canal de III, un poco a la derecha de la reunión, hasta un pequeño flanqueo a izquierdas que te deja en la segunda reunión. La verdad es que creemos que tampoco va por ahí la vía, ni por una placa con dos chapas que hay sobre la reunión (¿o sí?) pero como íbamos siguiendo los pasos de quién parecía saber, pues por allí que tiramos todos.
El tercer largo, es una verdadera delicia. Nada más salir de la reunión, hay que superar un pequeño diedro bavaresa (lástima no tenga unos cuantos metros más) con unos agarres estupendos que, si te colocas bien, puedes disfrutar plenamente.
Tras él, una trepada fácil, te deja al pie de una chimenea vertical que, al mirarla, me digo a mí mismo, tronco, tú aquí no coges, o te buscas la vida o aquí te quedas. Para entrar tiene un paso muuuuuy largo que te permite auparte por fuera y luego... bueno, no sé, es que casi mejor ir y verlo ¿no?, espectacular. Yo es que soy muy "mataete" y, claro, estos V gredenses de los de antes, cuando me salen así de bien, me llenan la "tripita" de mariposillas. Sólo deciros que sí, que cogía ¿eh?, que no tuve que meter tripa ni nada de eso.Aprovechamos para hacer paradita y fonda y dar buena cuenta de unas naranjitas y unas barritas. Mientras, llegaban a nuestra vera los dos chavales que venían detrás nuestra. Da gusto encontrarse gente así en la pared, disfrutando y sin prisas. Que no te estresan. Un abrazo para Cristian y su compañero, con los que fue un placer coincidir en esta estupenda vía.
Deciros que, a partir de aquí, se acaban las dificultades pero no la vía. Hay que mentalizarse que todavía quedan por escalar más de ochenta metros, algunos muy, muy fáciles, y otros con algún que otro pasito, aunque en general, la tónica es más de trepada que de escalada. Nosotros y los chavales que venían detrás no nos quitamos las cuerdas hasta que no estuvimos en la cumbre pero, claro, cada cuál es muy libre de hacer lo que mejor le parezca.
El descenso no tiene mayor pérdida ni dificultad, pequeño y fácil destrepe hasta la canal norte y por ella hasta el final, con la única precaución de no pillar piedras sueltas y terminar manchando la culera del pantalón.