Domingo, 18 de Octubre de 2010.






Valoramos la posibilidad de subir por la placa pero Rafa no está por la labor, monta el rappel y los tres para abajo, ya volveremos otro día más prontito.
Sábado, 24 de Octubre de 2010
El viernes por la noche me llama Liby, mañana a las ocho en "El Aguila" a ver si terminamos "La Chocolate". "Ok -contesto- pero porque no pasáis por casa que os pilla de paso y vamos con la furgo, buena gana de llevar los dos coches", "vale, entonces a las siete y media en tu casa. ¿Cómo llevas el trancazo?", "Mal, pero esta tarde me he echado una siesta de las que dormía Cela (de pijama y orinal) y parece que estoy un poco mejor". ¡Je, gran error!, al irme a la cama mi mente decía a dormir y mi cuerpo que luego. Me dan las dos de la mañana, sudando el "consti" pero sin pegar ojo, a las dos y media me quedo un poco dormido y a la cuatro y once mi hijo se levanta para ir a trabajar y me despierta. Me desvelo de nuevo y me cuesta volver a dormir. Cuando suena el despertador a las seis y media sólo quiero destrozarlo y volver a dormir. Me levanto sudoroso, cansado, con sueño y tosiendo. Mientras desayuno, veo la clasificación de la F1.
Por fin, llegan Liby y Rafa y tiramos para La Cabrera... "no sé si voy a poder subir, estoy destrozado, anuncio". Nadie dice nada, es lo que tienen los madrugones. Cuando llegamos al parking del Aguila, Liby da la sorpresa, "subir vosotros porque yo no voy a escalar", pues estamos buenos -pienso yo-. Bueno, subimos todos a pie de vía y allí decidimos. Tras un tira y afloja, al final es lo que hacemos. Lo paso fatal en la subida, no puedo respirar por la nariz y el cardio funciona mal, sudo demasiado y a las piernas las cuesta calentar. Bueno, pienso para mí, ya llegaré. Finalmente, llegamos a pie de vía y sólo hay otra cordada que van a la Esteban Altieri. Es nuestra oportunidad, pero Liby sigue empeñada en que no sube, así que saca un libro y allí se queda mientras Rafa y yo nos preparamos. "Después de venir hasta aquí no vamos a hacer el "canelo", pienso yo". Así que para arriba.
¡Que manera de sufrir!, la bavaresa, que una semana antes habia superado sin ningún problema, hoy me cuesta horrores, resbalo en un par de ocasiones y voy resoplando, no puedo respirar por la nariz y me duele todo, sudo como un pollo. Esta vez, Rafa ha podido hacer el largo de un tirón y los cincuenta metros se me hacen eternos, con paradinhas, voy tirando, me encuentro fino pero "blandengue", el cansancio me pone las orejas tiesas y encuentro agarres donde otras veces paso "a bloque", a veces como un elefante en una cacharrería. Llego a la reunión y estamos solitos, sólo un chaval muy arriba, en otra vía, y los de la "Esteban" a nuestra derecha...

Rafa me da unos minutos de descanso y para arriba, este largo no es tan físico, la bonita fisura de equilibrista y, después, en adherencia hasta un pequeño extraplomo. Una vez superado, ¡je!, una travesía de las que te curan el constipado de golpe, en adherencia para, con un paso largo coger una fisura que intuyes pero no ves.
La vista de la fisura del tercer largo, desde la reunión es impresionante, el patio que hay debajo también. Esta parte del Pico de la Miel es una maravilla.
Rafa, tras unos momentos de duda, si atacar el techo de frente o rodearlo, finalmente tras unos finos pasos en adherencia llega a la entrada de la fisura
y se la merienda con patatas,
en un pis-pas está en la reunión del nicho recogiendo la cuerda. Yo voy a probar a entrar recto, en adherencia, sólo tengo que llegar a una regleta y un pequeño agujero, un paso largo, casi un pie-mano, y estoy cogiendo el techo en invertido, me supero, subo el pie derecho y el izquierdo al lateral del techo y ya estoy casi en la fisura. La verdad es que merece la fama que tiene. La primera parte es vertical y disfrutona, fisura de dedos, un pie en la fisura y otro por fuera te permiten superarla hasta que, casi al final, se ciega y llegan los dos pasos técnicos que dejo en el aire para que sorprendan a quien se anime a repetirla.

Salvo un fisurero que se negaba a volver con papá...

y unos momentos de incertidumbre hasta que averigüe como resolver los tres últimos pasos, la fisura la disfruté como se merece.

Finalmente, desde el nicho, nos entra la duda, por la derecha o por la izquierda. Las dos son placas y las dos tienen pinta de ser finas y expuestas, como vemos una chapa en la de la derecha según miramos la pared, Rafa se decide por ella, luego comprobaríamos que esta es la variante, la original va por la otra placa, la de la izquierda. De todos modos, una vez superada, no nos arrepentiríamos. La placa es entretenida, una entrada en travesía desde el nicho, fina y aérea, pequeñas regletas y un paso de adherencia "muy pedricero" protegido con la chapa. Después, una pequeña travesía "cardiaca" hasta pillar una bavaresa "a izquierdas" y, finalmente, otros dos o tres metros de adherencia pedrizera pero en el granito de La Cabrera. Un largo que nos dejó un estupendo sabor de boca para rematar esta preciosa vía que, a pesar del trancazo y del cansancio, me encantó y que nos apuntamos como "repetible".
Y eso, eso... eso es todo... amigos!