24 de octubre de 2010

LA VIA MAS LARGA DEL PICO DE LA MIEL, LA CHOCOLATE

(Foto realizada por Fernando García-Mauriño (Bulnesland) el 15 de Julio de 2007. Gracias compi.)



Alguno, al ver el título de la entrada habrá pensado "este tío es un indocumentado, la vía más larga del Pico de la Miel es el Espolón Manolín" y tendrá toda la razón del mundo si piensa en metros, pero estará de acuerdo con el título una vez haya leído todo el "repor" ya que esta vía la empezamos un domingo 18 de Octubre y no la pudimos terminar hasta el siguiente sábado 24.


Domingo, 18 de Octubre de 2010.


Llegamos a las nueve y poco de la mañana al parking de "El Águila" con la intención de escalar la vía Chocolate al Pico de la Miel después de varias semanas en las que, por una razón u otra, o habíamos salido a entrenar haciendo deportiva en Patones o en La Pedriza, o el exceso de trabajo sólo nos había permitido salir a patear desperdigados. Pero, por fin, estábamos allí dispuestos a reanudar nuestro idilio con la escalada que verdaderamente nos gusta. Yo, por fortuna, había tenido oportunidad de darle un tiento al "pequeño y tumbado bigwall" del Halcón con mi "compi" (Bulnes) y su colega "Patxi", el resto todo deportiva.
El día era espléndido, despejado, fresquito... ideal para escalar.
Cuando llegamos a la plataforma de la Piloto, ya se veía a un montón de gente por todos lados pero lo que no imaginábamos es que todos hubiéramos pensado en la misma vía. Bueno, es lo que tiene, después de un par de "findes" de mal tiempo, todos salimos con ganas, así que nada, a ponernos el traje de faena y a la labor.





Como no conocemos la vía, el plan es que, como casi siempre, vaya el jefe delante y el personal de tropa le siga. El primer largo comienza, tras una trepadita, bien por una fisura que sirve a algunos para entrenar...



... o bien por una plaquita que hay más a la derecha. Desde allí hay que subir a coger una bavaresa resbaladiza a causa de la gran cantidad de escaladores que por allí pasan. Rafa la supera sin más complicaciones protegiéndola al gusto, por si algún matao tuviera necesidad de recurrir a ciertas artimañas...
Tras la bavaresa un diedro vertical con fisura y buenos agarres


nos deja en una pequeña plataforma donde Rafa improvisa una reunión con friends y puente de roca ya que la reunión, unos quince metros más arriba está ocupada. A la izquierda, la reunión de otra vía (creo que es la Lola Flores) ya presenta un aspecto preocupante con cuatro personas en ella y otro subiendo, más arriba, la reunión es común. Detrás nuestro, pisándonos los talones, viene otra chorizada de cuatro



la verdad es que yo estoy especialmente motivado y en buena forma después de tanto entreno y no estoy dispuesto a estresarme por nada, pero, como dijo alguien a mi lado "joder con el deporte minoritario". Rafa tira para arriba hasta la reunión y cuando llego yo aquello es un caos, me quedo más atrás, sentado en una plataforma sin poder pillarme de la línea de vida, sólo cogido del ballestrinque, Liby viene por detrás, según supimos después "cagando vinagre", porque no la oíamos y no la salía un fisurero, la cuerda no se recogía bien porque se había quedado enganchada, todo el mundo gritando a sus respectivos... ¡uf!, ¡insoportable!. Cuando llega Liby, un alemás llega tras ella y tiene que improvisar la reunión más abajo. Le digo a Rafa, que hay otra reunión un poco más arriba a la derecha, tras superar una bonita fisura en forma de media luna de las de hacer equilibrios. Sale escopetado hacia allá.

Valoramos la posibilidad de subir por la placa pero Rafa no está por la labor, monta el rappel y los tres para abajo, ya volveremos otro día más prontito.



Sábado, 24 de Octubre de 2010

El viernes por la noche me llama Liby, mañana a las ocho en "El Aguila" a ver si terminamos "La Chocolate". "Ok -contesto- pero porque no pasáis por casa que os pilla de paso y vamos con la furgo, buena gana de llevar los dos coches", "vale, entonces a las siete y media en tu casa. ¿Cómo llevas el trancazo?", "Mal, pero esta tarde me he echado una siesta de las que dormía Cela (de pijama y orinal) y parece que estoy un poco mejor". ¡Je, gran error!, al irme a la cama mi mente decía a dormir y mi cuerpo que luego. Me dan las dos de la mañana, sudando el "consti" pero sin pegar ojo, a las dos y media me quedo un poco dormido y a la cuatro y once mi hijo se levanta para ir a trabajar y me despierta. Me desvelo de nuevo y me cuesta volver a dormir. Cuando suena el despertador a las seis y media sólo quiero destrozarlo y volver a dormir. Me levanto sudoroso, cansado, con sueño y tosiendo. Mientras desayuno, veo la clasificación de la F1.

Por fin, llegan Liby y Rafa y tiramos para La Cabrera... "no sé si voy a poder subir, estoy destrozado, anuncio". Nadie dice nada, es lo que tienen los madrugones. Cuando llegamos al parking del Aguila, Liby da la sorpresa, "subir vosotros porque yo no voy a escalar", pues estamos buenos -pienso yo-. Bueno, subimos todos a pie de vía y allí decidimos. Tras un tira y afloja, al final es lo que hacemos. Lo paso fatal en la subida, no puedo respirar por la nariz y el cardio funciona mal, sudo demasiado y a las piernas las cuesta calentar. Bueno, pienso para mí, ya llegaré. Finalmente, llegamos a pie de vía y sólo hay otra cordada que van a la Esteban Altieri. Es nuestra oportunidad, pero Liby sigue empeñada en que no sube, así que saca un libro y allí se queda mientras Rafa y yo nos preparamos. "Después de venir hasta aquí no vamos a hacer el "canelo", pienso yo". Así que para arriba.

¡Que manera de sufrir!, la bavaresa, que una semana antes habia superado sin ningún problema, hoy me cuesta horrores, resbalo en un par de ocasiones y voy resoplando, no puedo respirar por la nariz y me duele todo, sudo como un pollo. Esta vez, Rafa ha podido hacer el largo de un tirón y los cincuenta metros se me hacen eternos, con paradinhas, voy tirando, me encuentro fino pero "blandengue", el cansancio me pone las orejas tiesas y encuentro agarres donde otras veces paso "a bloque", a veces como un elefante en una cacharrería. Llego a la reunión y estamos solitos, sólo un chaval muy arriba, en otra vía, y los de la "Esteban" a nuestra derecha...


Rafa me da unos minutos de descanso y para arriba, este largo no es tan físico, la bonita fisura de equilibrista y, después, en adherencia hasta un pequeño extraplomo. Una vez superado, ¡je!, una travesía de las que te curan el constipado de golpe, en adherencia para, con un paso largo coger una fisura que intuyes pero no ves.

La vista de la fisura del tercer largo, desde la reunión es impresionante, el patio que hay debajo también. Esta parte del Pico de la Miel es una maravilla.



Rafa, tras unos momentos de duda, si atacar el techo de frente o rodearlo, finalmente tras unos finos pasos en adherencia llega a la entrada de la fisura



y se la merienda con patatas,


en un pis-pas está en la reunión del nicho recogiendo la cuerda. Yo voy a probar a entrar recto, en adherencia, sólo tengo que llegar a una regleta y un pequeño agujero, un paso largo, casi un pie-mano, y estoy cogiendo el techo en invertido, me supero, subo el pie derecho y el izquierdo al lateral del techo y ya estoy casi en la fisura. La verdad es que merece la fama que tiene. La primera parte es vertical y disfrutona, fisura de dedos, un pie en la fisura y otro por fuera te permiten superarla hasta que, casi al final, se ciega y llegan los dos pasos técnicos que dejo en el aire para que sorprendan a quien se anime a repetirla.



Salvo un fisurero que se negaba a volver con papá...


y unos momentos de incertidumbre hasta que averigüe como resolver los tres últimos pasos, la fisura la disfruté como se merece.





Finalmente, desde el nicho, nos entra la duda, por la derecha o por la izquierda. Las dos son placas y las dos tienen pinta de ser finas y expuestas, como vemos una chapa en la de la derecha según miramos la pared, Rafa se decide por ella, luego comprobaríamos que esta es la variante, la original va por la otra placa, la de la izquierda. De todos modos, una vez superada, no nos arrepentiríamos. La placa es entretenida, una entrada en travesía desde el nicho, fina y aérea, pequeñas regletas y un paso de adherencia "muy pedricero" protegido con la chapa. Después, una pequeña travesía "cardiaca" hasta pillar una bavaresa "a izquierdas" y, finalmente, otros dos o tres metros de adherencia pedrizera pero en el granito de La Cabrera. Un largo que nos dejó un estupendo sabor de boca para rematar esta preciosa vía que, a pesar del trancazo y del cansancio, me encantó y que nos apuntamos como "repetible".



Y eso, eso... eso es todo... amigos!