19 de diciembre de 2010

PICO DE LA MIEL - VIA JULITO

Este finde pasado (18 de Diciembre de 2010), el grupo de los carburantes quedó reducido a dos elementos (de mucho cuidado, por otro lado), ya que el elemento (o debo de decir elementa -menudo lío con el lenguaje "paritario") tenía un compromiso social ineludible. Así que los tíos, que a la que nos vemos solos ya no sabemos ni atarnos los calcetines, cogimos el material de invierno y quedamos el viernes por la noche en mi casa para salir tempranito a ver si dábamos lustre a los crampones y los "piolos". Una vez que hubimos cenado (segunda ocasión más importante en la que el cerebro se nos ilumina) nos percatamos que, en los días pasados, había llovido bastante y se había llevado casi toda la nieve que había, por lo que por mucho frío que hiciera poca oportunidad de pinchar hielo tendríamos. Así que nos lo replanteamos y, a la vista de la previsión de meteored (la aemet no da una, daba lluvias al 65% para el sábado) pensamos que porqué no darle otra vuelta de tuerca al Pico de la Miel, esta vez en una vía que teníamos en la agenda desde hacia tiempo como "imprescindible": la vía Julito, cotada de 6a por unos y de 6a+ por otros y de "directamente cristalizada" por nosotros una vez pasada la famosa placa de adherencia.

Pero... si no me he traído los gatos -cayó Rafa de repente- ni los cacharros... sólo he pillado un juego de fisureros y tres o cuatro "friends" medianos.

No problemo amigo -respondo yo- te dejo los gatos de Víctor (mi hijo) y con lo que llevamos ya nos apañaremos.

Asi que, con esas nos fuimos a dormir y a las siete y media dábamos buena cuenta de un suculento desayuno a base de fruta, café y bollitos y a la nave espacial "Jumpy Star" a surcar los insondables de la N-I camino de la Cabrera.

Cuando llegamos al parking caía una pelona de mucho cuidado, así que guantes y gorrito y "caminito y manta".




La aproximación, tan entretenida como siempre y, a medio camino, todo empieza a sobrar. El cielo azul (señores de la aemet, ay, ay, ay) y sin nubes, pero fresquito a la sombra para dar y tomar.


Enseguida estamos a pie de vía peroooo... ¿donde se ha metido este chico?


Rafa llega bajo el techo de la gran laja colgada y le veo que se tira a la izquierda -no, no Rafa, va por la derecha por diedro-, -ya, ya, si lo sé -contesta- pero la fisura es muy ancha y no hemos traído nada que entre así que voy a ver si es factible por la izquierda- Pues menuda pinta de "chunga" tiene esa bavaresa -pienso yo, temblando por la posibilidad de subir por ahí- pero el tío va decidido a por ella, lo mira, lo remira, se sube, lo valora y ¡zas! cuando me quiero dar cuenta se ha montado en ella y está metiendo un fisurero. Con delicadeza y pasito a pasito, la va sacando hasta que llega a un buen agarre en forma de pico -desde aquí no hay problema, grita- (¿y hasta ahí? sollozo yo para mí mismo y mis adentros)

Al poco, le oigo gritar reunión y "alea jacta est", ya no hay excusas. Cuando me ato y me pongo los gatos se acaba el hormigueo del estómago y empieza la concentración, aunque tengo que reconocer que me gustan las vías con el primer largo fácil... me cuesta entrar en calor
El primer largo comienza a la derecha de la vertical del techito por una fisura un poco resbaladiza hasta llegar a un buen agarre, en ese momento, a nuestra izquierda se adivina una escueta repisilla horizontal que nos marca el camino de la travesía que hemos de hacer hasta lograr montarnos en ella con pasos de adherencia cuidadosos, la recorremos hasta que se acaba y, desde allí, tendremos que estirarnos para alcanzar otra buena regleta desde la que continuaremos hacia la izquierda


Hasta alcanzar un puente de roca ya bajo el techo, aquí, habría que montarse en el diedro que queda justo sobre nosotros un poco a la derecha, pero cómo dije más arriba, nosotros seguimos hacia la izquierda para alcanzar el inicio de la bavaresaEsta, al principio desploma un poco y mosquea bastante,



así que, hasta que me "cantaron" el truco y lo asimilé, me costó un par de resbalones y muchos sudores



hasta que al fin pude colocarme


y llegar al agarre salvador


El segundo largo comienza por una buena fisura que se da sin mayores problemas y algún que otros apretoncete, hasta que montado sobre ella puedes ver cuatro chapas que protegen la parte más complicada de una vertical placa de adherencia que da el grado máximo de la vía (6a según los croquis antiguos y 6a+ según las apreciaciones más recientes)


Aquí, Rafa sufrió más de la cuenta por los gatos "prestados" dos números mayores que el suyo, parecía un gnomo con las puntas dobladas y ¿la adherencia? bien, gracias, ¡je!, encima, con el frío, ambos nos habíamos dejado los calcetines gordos, así que, cuando apretaba y bajabas el talón los puñeteros gatos se salían por detrás, vamos muy divertido todo.


Con no pocos sudores, y alguna que otra parada para meterme el talón en los gatos (y ahora que no nos oye nadie alguna chapa pisada también que hubo, ¿eh?), consigo pasar la parte más dura de la placa y alcanzar un canalizo salvador ligeramente a la izquierda -el momento del desquite, grita Rafa-



Así alcanzamos la segunda reunión, en una buena repisa que nos deja bajo un elegante muro vertical de agarritos y regletas, con buenos apoyos para los pies. Un largo bien guapo y vertical que nos conduce esquivando el techo por su izquierda, hasta llegar a un bloque pegado al que nos subiremos con un paso largo, largo o con un par de buenos estribos, je, je.

Una pena no tener fotos de este largo pero es que, desde la reunión, no se ve, y además la cámara se fue a dormir sin batería. Así que la próxima vez será, ya que nos quedamos con ganas de probar la variante que sale a la derecha de la tercera reunión, unos bloques fisurados con muy buena pinta, pero, al compartir reunión con la Guirles e ir una cordada de tres hacia ella nos hizo desistir del intento. Así que, como habrá que volver a probarla, pues ya os pondremos fotitos de ella.

Bueno, espero que os haya gustado esta nueva aventurilla y las fotos que las ilustran. Un saludo a todos.