10 de agosto de 2010

PEÑAS DEL PRADO



Pues nada, ante todo pediros perdón si la calidad de las fotos o la entrada en general es un desastre, ya que esta es la primera vez que hago esto. Y no tengo excusa, pues no puedo alegar desconocimiento en mi descargo, ya que manejo ordenadores desde que, prácticamente, llegaron a España allá por principios de los ochenta. Pero esto del blog, la verdad, es que siempre me ha dado una pereza increíble.
Bueno, pues empezaremos por nuestra última salida y, quizás, sólo quizás, si mi escaso tiempo me lo permite, iré colgando algunas de las cosas que, a lo largo de estos dos últimos años, hemos ido haciendo unas veces, e intentando otras, esta cordada familiar.

Yo, como dice Libertad, soy el diesel star de la cordada. Soy el que rompe la media, ya que, sin mí, la media de edad de la cordada es de 28 años, conmigo sube a 36. Así que, el que tenga curiosidad que calcule. Llevo desde los dieciseis años saliendo asiduamente a la montaña, con parones e intensas e inolvidables incursiones en la espeleología, pero nunca había escalado tanto, ni tan intensamente como en estos últimos cuatro años, la lástima es la edad y, sobre todo, los kilos acumulados durante estos años, pero no pierdo la esperanza... ya he dejado atrás veinte kilos y espero dejar otros tantos para afrontar tantos proyectos como tenemos en la cabeza. Bueno después de esta introducción del abuelo cebolleta con el único propósito de buscar vuestra indulgencia, vamos "al grano, grano" y a contaros nuestra aventurilla por tierras leonesas.
Salimos de Madrid, el sábado por la tarde, tarde, sobre las siete y, como siempre, con cosas pendientes, como comprar el cartucho del gas que, al final, después de dar vueltas durante media hora en el Carrefour, tuvimos que ir con el que teníamos a medias.

Hay que decir que el camino para llegar es largo, pero cómodo, ya que, salvo los últimos quince o veinte kilómetros, el resto es por autovía. Primero la de La Coruña (A6) hasta Benavente, allí la de León-Oviedo hasta la salida de Villalblino (nada más pasar el espectacular puente) y luego, dirección Aralla por carretera ya un poco peor. Desde allí a Cubillas de Arbás por una carretera de montaña que, sobre todo de noche, exigirá toda nuestra atención al volante.

Llegamos al pueblo a las once y media de la noche y, para no dar demasiadas vueltas y después de un infructuoso intento de cenar, decidimos desandar nuestros pasos y estacionar la furgoneta en un prado junto a un poste de la luz que eran nuestra referencia para la aproximación.

Al despertar, como siempre en estos casos que se llega de noche, la vista es espectacular:

salvo un pequeño detalle, ¡je!, estas no son las Peñas del Prado, así que seguimos con la vista la línea de los postes de la luz y logramos verlas de refilón.









Pues nada, a desayunar y a buscar el lugar donde se inicia la aproximación.
Después de algunas dudas y alguna pequeña vuelta, intuímos donde comienza el sendero pero vemos que todo está rodeado de un pastor eléctrico, y empieza el sorteo a ver quién es el guapo que prueba a ver si está conectado o no. Menos mal que por allí pasó una paisana que nos aseguró que por allí era por donde se subía y que, casi con toda seguridad que el pastor estaba desconectado. Una descarga, por pequeña que sea, no es muy agradable ya de buena mañana.

La subida es más o menos evidente, una buena cuesta por los prados en dirección a una Collada que queda a nuestra izquierda. Según vamos cogiendo altura, el paisaje que queda a nuestro pies es impresionante, con el que creemos que es el embalse de la Luna a lo lejos, parece la "Tierra Media".




En, aproximadamente, media hora, llegamos a la Collada con la pared ya muy cerca a nuestra derecha. Es el momento de dejar el camino y empezar a buscar nuestro objetivo, una de las vías más clásicas de la pared "Lago de Luna" un IV+ de clásica que, si las fuerzas y el tiempo nos lo permiten vamos a intentar completar con un largo de placa de la vía "Sin aspiraciones a nada", un V+ durito de adherencia en una caliza que aparece espectacular a nuestros ojos y que, poco más tarde, nos confirmaría bajo la suela de nuestros gatos.

Gracias, como siempre, al buen ojo de Rafa, localizamos rápidamente la vía y nos situamos bajo su primer largo para colocarnos los "archiperres":


Este resulta ser un largo disfrutón de IV, al que Rafa le añade una pequeña variante de salida de IV+ que nos deja a todos un buen sabor de boca. Aquí vemos a nuestra pequeña Diesel Optima, saliendo a la placa poco antes de llegar a la reunión:


El segundo largo (IV+), resulta ser un entretenido largo, muy largo, que tiene un poco de todo, adherencia, fisura, pequeños extraplomos, diedro, todo ello para rodear por la izquierda los techos que tenemos justo sobre nosotros. Aquí el diesel star, llegó a la reunión con los pistones resoplando, pero con la culata en perfectas condiciones para continuar, con el motor alegre.
Aunque a algunas, más coquetas, les daba tiempo a todo.


Desde esta segunda reunión, se sale a derechas para, con un paso precioso de IV+ de los de antes, montarnos a una travesía que pronto se convierte en una cómoda vira que nos lleva a la reunión de "Sin aspiraciones a nada", justo bajo la placa de V+, generosamente protegida con parabolts. Solo añadir que, hasta aquí, lo único que encontramos en la pared, a parte de las reuniones (que siempre es de agradecer) fueron tres clavos en el segundo largo que tenían pinta de ser más viejos que yo. También, por si el tiempo se tuerce o las fuerzas o el tiempo no dan para más, desde aquí, por la derecha, se puede bajar de la pared sin demasiadas dificultades. Nosotros, como ya dije, nos decidimos por seguir por esta placa y probar la adherencia de esta estupenda caliza. La verdad es que el V+ tiene un par de pasitos que, yo creo que más por lo lavado que por otra cosa, parecen un poquito más y, si alguno pasa por allí y ve un manchurrón negro en la pared, que me perdone, pero es que me deje medio "neumático" en uno de los pasos. Nadie dirá que no apreté, ¡jó, es que llevaba los gatos recalentados!. La verdad es que no nos arrepentimos de nuestra decisión, la placa merece la pena y la maniobra para enlazar después con el diedro de la derecha aún más. En la placa:




El quinto largo, es muy largo, ojo a las cuerdas, va por un diedro facilón que guarda una sorpresa en su salida, en algunos croquis hemos visto que a este largo le dan de III+ en su conjunto, pero la graduación es la clásica y, el paso en concreto, hemos visto en otros croquis que le dan de V, pero, sea como sea, el paso es bonito y, colocándote bien, sale sin demasiada dificultad y se protege bien con un fisurero al que Liby parecía tener manía, porque le metió dos "leches" al pobre con el "saca fisureros" que salió del tirón. Del largo no tenemos fotos (dice Rafa que por correr), pero sí que le hicimos una a él, que ya se la tenía merecida el pobre.


El sexto largo sale rodeando un bloque empotrado en bavaresa (IV+ de clásica, es decir durito) que una vez superado y con tendencia a la izquierda nos lleva por terreno algo más fácil a una placa con los característicos canalizos de tubos de órgano de esta zona (III+, IV) hasta la única reunión que deberemos de montar en un generoso puente de roca y alguna fisurilla. Vista de la reunión:

El séptimo y último largo sigue la tónica de este último, placa de tubos de órgano de IV, travesía a la derecha y luego una canal llena de hierba que, como Rafa es un ecologista, decidió no pisar, sacándose un variante a derechas que nos sitúa sobre un aéreo espolón con unos agarres de disfrutar como enanos, luego una corta placa y una pequeña travesía que nos dejan ya en el final de la canal donde Rafa montó la última reunión, unos quince metros antes de la cumbre que ya alcanzamos con fáciles pasos de tercero, casi a la carrera porque tenía toda la pinta de meterse la tarde en tormenta, la cuál, afortunadamente no quedó más que en dos o tres gotillas aisladas. Fotos de cumbre:
Después, a buscar el mítico rappel volado que nosotros no supimos encontrar por ningún lado. El que sí que encontramos después de sufrir el asedio de una nube de hormigas voladoras en la cumbre de las Peñas, fué el otro rappel del que habíamos leído, el cuál, más modesto, en dos tiradas te deja sobre la gran repisa desde la que ya, con un fácil destrepe, se alcanzan los prados del pie de pared. Este rappel, se inicia tras destrepar unos diez metros a la derecha de la cima mirando hacia el valle, allí encontraremos un gran puente de roca y un cáncamo gordo desde el que se rapela hasta una repisa que hay unos treinta y cinco metros más abajo. En esta, encontramos tres chapas, con este aspecto: Liby se llevó de recuerdo los dos cordinos de aspecto amenazador y hemos dejado dos maillones para que, los que vengan después puedan rapelar con mayor seguridad. Aquí la Libita en plena maniobra de descenso: Y, bueno, día agotador pero lleno de buenas sensaciones. Decir que la vía nos encantó y el sitio es una maravilla al que tendremos que volver para probar alguna que otra vía. Que estuvimos como cuatro horas y media en la pared pero porque hicimos dos buenas paradas para comer e hidratarnos (ya estamos escarmentados de otras veces) y echar unos cigarritos (que en todos los trabajos se fuma), que pasamos calor pero no demasiado ya que tuvimos dos largos y el descenso con algo de chicharrera (como se recalientan los gatos al sol, menos mal que siempre escalo con calcetines) pero el resto del tiempo estuvo nublado y con vientecito que refrescaba el ambiente.

El pueblo nos gustó mucho, pequeño y tranquilo, pero nos tuvimos que venir sin averigüar si el restaurante "Río Viejo" es tan bueno como dicen, ya que ni nos dieron de cenar cuando llegamos (era un poco tarde, las once y media), ni tampoco cuando bajamos de la montaña ya que se marchaban a casa (las nueve menos diez de la noche) porque no tenían pan. Bueno, quizás en otra ocasión. Tampoco pasa nada, nos fuímos del tirón hasta Benavente, donde Rafa conocía un sitio de carretera, ya en la A6, junto a una gasolinera (lástima no recordar el nombre) donde cenamos de vicio por diez euritos por cabeza. Total ochocientos kilómetros de carretera, una hora de caminata, cinco de montaña, seis de sueño y muchas, muchas ilusiones cumplidas una vez más. Y todo ello en poco más de veinticuatro horas. ¿Alguien da más?.

4 comentarios:

  1. Bueno...bueno...bueno. La cordada de los carburantes...¡muy bien!, Enhorabuena por decidiros a crear unas páginas que ayúden a soñar...fomentar la empatía y comunicar las actividades.
    ¡Os tendré vigilados!.
    Salúdos.

    Carlos Gallego

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  2. Hey Carlos, me alegra mucho que te haya gustado. A ver si es verdad que en poco tiempo llenamos esto de relatos de nuevas aventuras.

    Un abrazo,

    Por cierto, y para hacer justicia donde tan bien nos dieron de cenar. El sitio se llama Hostal Alameda.

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  3. Muy ameno el relato. Y muy bonita la via elegida. El rapel volado esta a la derecha de la salida tirando por la cresta (es decir a la dcha. de la via "Senda Vertical". Yo no encontre el 2º rapel y tuve que rapelar 60 m, casi todo volado, con filigranas pendulares hasta una canal de destrepe.
    Hasta pronto.
    Luisfer

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  4. El que nosotros hicimos la verdad es que es muy cómodo. Un primer tramo más corto hasta una repisa y de allí, de las chapas que se ven en la foto hasta la derecha de la canal que comentas un poco más arriba. Para encontrarlo no hay pérdida. Te situas en la cumbre, mirando al valle donde dejamos el coche, unos diez metros a nuestra derecha, unos diez metros más abajo después de un fácil destrepe. Hay un cáncamo gordo y un puente de roca.

    Hasta pronto Luisfer.

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